lunes, 30 de mayo de 2011

ESOS GESTOS SON LOS QUE SIEMPRE QUEDAN

Este fin de semana he tenido la suerte de poder presenciar un gran gesto que, al menos para mi, tiene mucha importancia.

Ese gesto no es otro que el de Pujol cediendo el brazalete de capitán a Abidal para que fuera él quien recogiera y alzara la Copa de la Champions.

Dejando de lado colores, escudos, equipos y rivalidades, quiero quedarme solamente con el gesto en sí y extrapolarlo al día a día de cualquier persona o incluso en la vida de una Empresa.

Todos, en la vida, tenemos una motivación. Ganar dinero, crecer personal o profesionalmente, conseguir metas y retos, vivir de forma desahogada ... y para ello no nos queda otra que trabajar o que nos toque el Euromillón.

Como lo del Euromillón suele ser para muchos como una leyenda urbana, no nos queda otra cosa que trabajar. Aún así, no todos tenemos esa oportunidad por mucho que queramos.

Y, ¿qué nos encontramos en nuestro trabajo? Compañeros y Jefes que también tienen sus motivaciones.

Para muchos, el acudir al trabajo es un suplicio. Ya no por la tarea que desempeñan sino por la gente que van a encontrar allí. Celos profesionales, malas caras, peor ambiente, saberse insignificante dentro de la estructura ... son muchos de los problemas con los que conviven multitud de personas que van cada día a trabajar.

¿Nadie se da cuenta de ello? Un trabajador, tenga el puesto que tenga, desilusionado, decepcionado, sin ganas ... ¿es un valor al alza para una Empresa? Creo que la respuesta está clara. NO.

¿Ponemos remedio a ello o las Empresas van a lo que van y esos temas no son de interés?

En mi experiencia profesional, quizá por mi forma de ser, dí mucha importancia al tema Humano, al Equipo. Cuando contratas a alguien se supone que lo haces porque tiene valía y, como mínimo, se espera de esa persona que desarrolle bien su trabajo.

¿Por qué no hacer entonces que el ambiente, el entorno de los trabajadores sea algo ameno y positivo? ¿Tanto cuesta?

Ya no solo son los medios materiales, estructurales de los que disponga la Empresa los que van a fomentar un buen o mal ambiente de trabajo sino que las personas tienen un gran peso en este problema.

Si cambiáramos nuestros valores de competitividad por el de competitividad sana o nuestra manera de pensar individual por un pensar en equipo, seguro que muchas cosas cambiarían. Y cambiarían para bien.

Todos tienen que arrimar el hombro en esta tarea pero quizá los Jefes, Directivos y Responsables en las Empresas tendrían que tenerlo mucho mas en cuenta y tomar un mayor protagonismo. Cuando éstos se den cuenta que no siempre tienen que llevarse la Gloria por las cosas bien hechas sino que muchas veces tienen que dar un paso atrás para que los protagonistas sean las personas que componen su equipo, en ese momento, habrán conseguido doble Gloria.

Por un lado, la satisfacción del trabajo bien hecho y el poder ver que sus empleados se sienten valorados, importantes y orgullosos por el trabajo realizado.

Por otro lado, sentirá la admiración, el respeto y la ilusión de sus empleados.

Y todo, por ese pequeño gesto de ceder el brazalete a otro para que se lleve la Gloria. Un pequeño gesto que se convierte en Gran Gesto a ojos de todos y que hacen al profesional, mas profesional y quizá lo mas importante, un profesional HUMANO.

De verdad, no nos convirtamos en Máquinas.

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